De nuestro Señor Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote
Esta misa se dice con vestiduras de color blanco.
Antífona de entrada Sal 109, 4
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec».
Iurávit Dóminus et non paenitébit eum: Tu es sacérdos in aetérnum secúndum órdinem Melchísedech.
Monición de entrada
El sacerdote, en su entrega y servicio a Dios y a la Iglesia, es mediador entre Dios y los hombres. Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, ha ejercido esta mediación sacerdotal de forma plena y perfecta, a través de su vida y, sobre todo, en su muerte y resurrección. A través de los tiempos, la Iglesia actualiza en el sacramento del orden, este único e irrepetible sacerdocio de Cristo.
Oración colecta
Oh, Dios, que para gloria de tu nombre y salvación del género humano quisiste constituir a Cristo sumo y eterno sacerdote, te suplicamos que el pueblo, adquirido para ti con su sangre, consiga, por la participación en este memorial, la fuerza de su cruz y Resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui ad glóriam tuam et géneris humáni salútem Christum voluísti summum aeternúmque constitúere sacerdótem, praesta, ut pópulus, quem sánguine suo tibi acquisívit, ex eius memoriális participatióne, virtútem crucis ipsíus cápiat et resurrectiónis. Qui tecum.
Esta misa se dice con vestiduras de color blanco.
Antífona de entrada Sal 109, 4
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec».
Iurávit Dóminus et non paenitébit eum: Tu es sacérdos in aetérnum secúndum órdinem Melchísedech.
Monición de entrada
El sacerdote, en su entrega y servicio a Dios y a la Iglesia, es mediador entre Dios y los hombres. Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, ha ejercido esta mediación sacerdotal de forma plena y perfecta, a través de su vida y, sobre todo, en su muerte y resurrección. A través de los tiempos, la Iglesia actualiza en el sacramento del orden, este único e irrepetible sacerdocio de Cristo.
Oración colecta
Oh, Dios, que para gloria de tu nombre y salvación del género humano quisiste constituir a Cristo sumo y eterno sacerdote, te suplicamos que el pueblo, adquirido para ti con su sangre, consiga, por la participación en este memorial, la fuerza de su cruz y Resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui ad glóriam tuam et géneris humáni salútem Christum voluísti summum aeternúmque constitúere sacerdótem, praesta, ut pópulus, quem sánguine suo tibi acquisívit, ex eius memoriális participatióne, virtútem crucis ipsíus cápiat et resurrectiónis. Qui tecum.
LITURGIA DE LA
PALABRA
Del
común de Pastores (Lec. IV).
PRIMERA
LECTURA Ez 34, 11-16
Como cuida un
pastor de su grey dispersa, así cuidaré yo de mi rebaño
Lectura de la profecía de Ezequiel.
Porque esto dice el Señor Dios:
«Yo mismo buscaré mi rebaño y lo
cuidaré. Como cuida un pastor de su grey dispersa, así cuidaré yo
de mi rebaño y lo libraré, sacándolo de los lugares por donde se
había dispersado un día de oscuros nubarrones.
Sacaré a mis ovejas de en medio de los
pueblos, las reuniré de entre las naciones, las llevaré a su
tierra, las apacentaré en los montes de Israel, en los valles y en
todos los poblados del país.
Las apacentaré en pastos escogidos,
tendrán sus majadas en los montes más altos de Israel; se
recostarán en pródigas dehesas y pacerán pingües pastos en los
montes de Israel. Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar
—oráculo del Señor Dios—.
Buscaré la oveja perdida, recogeré a
la descarriada; vendaré a las heridas; fortaleceré a la enferma;
pero a la que esté fuerte y robusta la guardaré; la apacentaré con
justicia.»
Palabra de Dios.
R.
Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 22, 1-3. 4. 5. 6 (R.: 1)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
V. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
V. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
V. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
Aleluya Jn 10, 14
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el Buen Pastor, dice el Señor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. R.
Ego sum Pastor Bonus, dicit Dóminus, et cognósco oves meas, et cognóscunt me meæ.
EVANGELIO Jn 10, 11-16
Salmo responsorial Sal 22, 1-3. 4. 5. 6 (R.: 1)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
V. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
V. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
V. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.
Aleluya Jn 10, 14
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el Buen Pastor, dice el Señor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. R.
Ego sum Pastor Bonus, dicit Dóminus, et cognósco oves meas, et cognóscunt me meæ.
EVANGELIO Jn 10, 11-16
El buen pastor da
su vida por las ovejas
╬ Lectura
del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria
a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor
da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño
de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el
lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan
las ovejas.
Yo soy el Buen Pastor, que conozco a
las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo
conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son
de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi
voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor».
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
R.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los fieles
Por medio de Jesucristo, nuestro sumo Sacerdote y mediador entre Dios y los hombres, elevemos nuestras peticiones al Padre, que dirige todas las cosas según su voluntad.
- Para que la Iglesia celebre siempre el memorial de la pasión de Cristo, enriquecida por la fe y la devoción de todos sus miembros. Roguemos al Señor.
- Para que la acción sacerdotal de Jesucristo continúe dando la salud espiritual y la vida eterna a los hombres. Roguemos al Señor.
- Para que la vida de los sacerdotes sea fiel reflejo de la ofrenda que realizan sacramentalmente en el altar. Roguemos al Señor.
- Para que todos los hombres, especialmente los alejados y los no creyentes, encuentren en Cristo el camino que conduce hacia la salvación. Roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu Santo mueva los corazones de quienes tomamos parte en el sacrificio eucarístico para ofrecernos juntamente con Cristo oferente y Hostia inmaculada. Roguemos al Señor.
- Para que los frutos de esta eucaristía lleguen también a nuestros hermanos difuntos para que puedan gozar de la gloria eterna. Roguemos al Señor.
Movidos por el Espíritu eterno, en el que tu Hijo Jesucristo consumó su oblación sacerdotal en la cruz, te pedimos, Padre de bondad, que santifiques a tu pueblo y escuches nuestra oración. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, participar dignamente en estos sacramentos, pues cada vez que se celebra el memorial del sacrificio de Cristo, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Concéde nobis, quaesumus, Dómine, haec digne frequentáre mystéria, quia, quóties huius hóstiae commemorátio celebrátur, opus nostrae redemptiónis exercétur. Per Christum.
PREFACIO I DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
EL SACRIFICIO Y EL SACRAMENTO DE CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, verdadero y único sacerdote, al instituir el sacrificio de la eterna alianza se ofreció el primero a ti como víctima de salvación, y nos mandó perpetuar esta ofrenda en memoria suya. Su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, con los tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui, verus aeternúsque Sacérdos, formam sacrifícii perénnis instítuens, hóstiam tibi se primus óbtulit salutárem, et nos, in sui memóriam, praecépit offérre. Cuius carnem pro nobis immolátam dum súmimus, roborámur, et fusum pro nobis sánguinem dum potámus, ablúimur.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la comunión Cf. 1 Cor 11, 24-25
Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros; este cáliz es la nueva alianza en mi, dice el Señor; haced esto, cada vez que lo bebáis, en memoria mía.
Hoc Corpus, quod pro vobis tradétur; hic calix novi testaménti est in meo Sánguine, dicit Dóminus. Hoc fácite quotiescúmque súmitis, in meam commemoratiónem.
Oración después de la comunión
La participación en este sacrificio que tu Hijo nos ha mandado ofrecer en conmemoración suya, nos convierta, Señor, en ofrenda perpetua para ti juntamente con él. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Quaesumus, Dómine, ut, huius participatióne sacrifícii, quod in sui commemoratiónem Fílius tuus praecépit offérri, nosmetípsos cum illo oblatiónem fácias tibi sempitérnam. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.
Por medio de Jesucristo, nuestro sumo Sacerdote y mediador entre Dios y los hombres, elevemos nuestras peticiones al Padre, que dirige todas las cosas según su voluntad.
- Para que la Iglesia celebre siempre el memorial de la pasión de Cristo, enriquecida por la fe y la devoción de todos sus miembros. Roguemos al Señor.
- Para que la acción sacerdotal de Jesucristo continúe dando la salud espiritual y la vida eterna a los hombres. Roguemos al Señor.
- Para que la vida de los sacerdotes sea fiel reflejo de la ofrenda que realizan sacramentalmente en el altar. Roguemos al Señor.
- Para que todos los hombres, especialmente los alejados y los no creyentes, encuentren en Cristo el camino que conduce hacia la salvación. Roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu Santo mueva los corazones de quienes tomamos parte en el sacrificio eucarístico para ofrecernos juntamente con Cristo oferente y Hostia inmaculada. Roguemos al Señor.
- Para que los frutos de esta eucaristía lleguen también a nuestros hermanos difuntos para que puedan gozar de la gloria eterna. Roguemos al Señor.
Movidos por el Espíritu eterno, en el que tu Hijo Jesucristo consumó su oblación sacerdotal en la cruz, te pedimos, Padre de bondad, que santifiques a tu pueblo y escuches nuestra oración. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, participar dignamente en estos sacramentos, pues cada vez que se celebra el memorial del sacrificio de Cristo, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Concéde nobis, quaesumus, Dómine, haec digne frequentáre mystéria, quia, quóties huius hóstiae commemorátio celebrátur, opus nostrae redemptiónis exercétur. Per Christum.
PREFACIO I DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
EL SACRIFICIO Y EL SACRAMENTO DE CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, verdadero y único sacerdote, al instituir el sacrificio de la eterna alianza se ofreció el primero a ti como víctima de salvación, y nos mandó perpetuar esta ofrenda en memoria suya. Su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, con los tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui, verus aeternúsque Sacérdos, formam sacrifícii perénnis instítuens, hóstiam tibi se primus óbtulit salutárem, et nos, in sui memóriam, praecépit offérre. Cuius carnem pro nobis immolátam dum súmimus, roborámur, et fusum pro nobis sánguinem dum potámus, ablúimur.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la comunión Cf. 1 Cor 11, 24-25
Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros; este cáliz es la nueva alianza en mi, dice el Señor; haced esto, cada vez que lo bebáis, en memoria mía.
Hoc Corpus, quod pro vobis tradétur; hic calix novi testaménti est in meo Sánguine, dicit Dóminus. Hoc fácite quotiescúmque súmitis, in meam commemoratiónem.
Oración después de la comunión
La participación en este sacrificio que tu Hijo nos ha mandado ofrecer en conmemoración suya, nos convierta, Señor, en ofrenda perpetua para ti juntamente con él. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Quaesumus, Dómine, ut, huius participatióne sacrifícii, quod in sui commemoratiónem Fílius tuus praecépit offérri, nosmetípsos cum illo oblatiónem fácias tibi sempitérnam. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.
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