15 de mayo
San Isidro, labrador.
Memoria
Antífona de
entrada Sant 5, 7
El labrador
aguarda paciente el fruto precioso de la tierra, esperando con
paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía [T.
P. Aleluya].
Monición de
entrada
Celebramos hoy la memoria de san Isidro
labrador, nacido en Madrid a finales del siglo XI. Juntamente con su
mujer, santa María de la Cabeza, llevó una dura vida de trabajo
como campesino y de este modo se convirtió en un verdadero modelo
del honrado y piadoso agricultor cristiano. La tradición popular
conservó la memoria de su espíritu de oración y de generosidad con
los necesitados. Es patrono de los agricultores españoles., Murió
hacia el año 1130,
Oración colecta
Señor, Dios nuestro, que en la humildad y sencillez de san Isidro, labrador, nos dejaste un ejemplo de vida escondida en ti, con Cristo, concédenos que el trabajo de cada día humanice nuestro mundo y sea al mismo tiempo plegaria de alabanza a tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor, Dios nuestro, que en la humildad y sencillez de san Isidro, labrador, nos dejaste un ejemplo de vida escondida en ti, con Cristo, concédenos que el trabajo de cada día humanice nuestro mundo y sea al mismo tiempo plegaria de alabanza a tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas propias de la Solemnidad. (En otras celebraciones se puede escoger la Primera lectura entre las que se proponen como primera y segunda).
PRIMERA LECTURA
(en tiempo pascual) Hch 4, 32-35
Todos pensaban y
sentían lo mismo
Lectura del libro
de los Hechos de lo Apóstoles.
En el grupo de los creyentes todos
pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie
llamaba suyo propio nada de lo que tenía.
Los apóstoles daban testimonio de la
resurrección del Señor Jesús con mucho valor.
Y Dios los miraba a todos con mucho
agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o
casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de
los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada
uno.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 1, 1-2. 3. 4
y 6 (R.: 2a)
R. Su
gozo es la ley del Señor.
O bien:
Aleluya.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los
cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Su gozo es la ley del Señor.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.
Su gozo es la ley del Señor.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de
los justos,
pero el camino de los impíos acaba
mal. R.
Su gozo es la ley del Señor.
SEGUNDA LECTURA Sant 5, 7-8. 11. 16-17
El labrador
aguarda paciente el fruto valioso de la tierra
Lectura de la carta del apóstol
Santiago.
Tened paciencia, hermanos, hasta la
venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de
la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened
paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del
Señor está cerca.
Llamamos dichosos a los que tuvieron
constancia. Habéis oído ponderar la paciencia de Job y conocéis el
fin que le otorgó el Señor. Porque el Señor es compasivo y
misericordioso.
Así, pues, confesaos los pecados unos
a otros, y rezad unos por otros, para que os curéis. Mucho puede la
oración intensa del justo. Elías, que era hombre de la misma
condición que nosotros, oró fervorosamente para que no lloviese; y
no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Luego
volvió a orar, y el cielo derramó lluvia y la tierra produjo sus
frutos.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Aleluya Jn 15, 9b. 5b
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Permaneced en mi amor -dice el Señor-; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. R.
V. Permaneced en mi amor -dice el Señor-; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. R.
EVANGELIO Jn 15, 1-7
Yo soy la
verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
+
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
-«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre
es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a
todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las
palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como
el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid,
así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque
sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran
fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al
fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará».
Palabra del Señor.
R. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Del Catecismo de la Iglesia Católica
755 "La Iglesia es labranza o campo de Dios (1Co 3, 9). En este campo crece el antiguo olivo cuya raíz santa fueron los patriarcas y en el que tuvo y tendrá lugar la reconciliación de los judíos y de los gentiles (Rm 11, 13-26). El labrador del cielo la plantó como viña selecta (Mt 21, 33-43 par. ; cf. Is 5, 1-7). La verdadera vid es Cristo, que da vida y fecundidad a a los sarmientos, es decir, a nosotros, que permanecemos en él por medio de la Iglesia y que sin él no podemos hacer nada (Jn 15, 1-5)".
Oración de los fieles
Dirijamos
a Cristo, vid verdadera, nuestra oración atenta y suplicante, al
celebrar al santo labrador que supo aguardar con paciencia el fruto
valioso de la tierra.
- Para que nuestra vida esté escondida
con Cristo en Dios, y dé fruto abundante para la Iglesia y la
sociedad. Roguemos al Señor.
- Para que los trabajadores del campo
vean reconocido suficientemente su esfuerzo y dedicación a la
producción de los alimentos necesarios. Roguemos al Señor.
- Para que todos los cristianos sepamos
ofrecer a Dios los dolores e inconvenientes de nuestra profesión,
buscando santificarnos en nuestro trabajo. Roguemos al Señor.
- Para que las personas que carecen de
medios de vida o están pobremente alimentadas puedan beneficiarse de
una más justa distribución de los bienes de la tierra. Roguemos al
Señor.
- Para que la figura y el ejemplo de
san Isidro, uniendo religiosidad y dedicación al trabajo, ayude al
mundo rural a lograr un mayor desarrollo social y económico sin
renunciar al tesoro de la fe. Roguemos al Señor.
Instruidos por el testimonio de san
Isidro, te pedimos, Señor, que labres tú mismo la tierra de nuestra
pobreza y nos ayudes, en la oración y el trabajo de cada día, a dar
frutos de vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Oración sobre las ofrendas
Acepta y santifica, Señor, estos
dones de pan y de vino, fruto de la tierra que cultivó san Isidro,
labrador, regándola con el sudor de su frente. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio. Apeteciendo el
Pan de Vida, compartió su pan
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en
todo lugar, al celebrar la solemnidad de san Isidro, labrador, quien,
cultivando la tierra, trabajó por el alimento que perdura;
apeteciendo el Pan de Vida, compartió su pan con los necesitados;
unido a la Vid, que es Cristo, derramó sobre todo el vino del
consuelo y de la alegría.
En él nos ha dejado la imagen viva de
tu Hijo Jesucristo, que se hizo pobre para enriquecernos con su
pobreza.
Por eso, con los ángeles y santos, te
alabamos, proclamando sin cesar:
Antífona de la
comunión Cf. Sant 5, 18
Oró, y el cielo dio la lluvia y la
tierra produjo su fruto. [T.P.
Aleluya].
o bien: Jn 15,1
Yo soy la verdadera vid, y mi Padre
es el labrador. [T.P.
Aleluya].
Oración después
de la comunión
Te pedimos,
Señor, que el alimento santo que hemos recibido sea en nosotros
siembra prometedora de cosecha abundante de caridad, para que, a
imitación de san Isidro, cuya memoria hemos celebrado, sepamos
compartir nuestro pan de cada día con nuestros hermanos los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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