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viernes, 1 de diciembre de 2017

Común de la Bienaventurada Virgen María. Tiempo de Adviento.


Común de la Bienaventurada Virgen María. II. Tiempo de Adviento

Antífona de entrada Cf. Is 45, 8
Cielos, destilad desde lo alto, nubes derramad al Justo, que se abra la tierra y brote al Salvador.
Roráte, caeli, désuper, et nubes pluant iustum; aperiátur terra, et gérminet Salvatórem.
O bien: Cf. Lc 1, 30-32
El ángel dijo a María: «Has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, y le llamarás Hijo del Altísimo».
Angelus ad Maríam ait: Invenísti grátiam apud Deum; Ecce concípies et páries fílium, et vocábitur Altíssimi Fílius.

Oración colecta
Oh, Dios, que, por el anuncio del ángel, has querido que tu Verbo se encarnara en el seno de la Virgen santa María, concede a quienes la proclamamos verdadera Madre de Dios ser ayudados por su intercesión delante de ti. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui de beátae Maríae Vírginis útero Verbum tuum, Angelo nuntiánte, carnem suscípere voluísti, praesta supplícibus tuis, ut, qui vere eam Dei Genetrícem crédimus, eius apud te intercessiónibus adiuvémur. Per Dóminum.
O bien:
Oh, Dios, que, cumpliendo lo prometido a nuestros padres, elegiste a la bienaventurada Virgen María para ser la Madre del Salvador, concédenos seguir el ejemplo de quien te agradó con su humildad y nos benefició con su obediencia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui promíssa Pátribus adímplens beátam Vírginem Maríam elegísti, ut Mater fíeret Salvatóris, concéde nobis illíus exémpla sectári, cuius humílitas tibi plácuit, et obodiéntia nobis prófuit. Per Dóminum.

Oración de los fieles
Dirijamos, hermanos, nuestras súplicas a Dios Padre, por intercesión de María, modelo de fe y esperanza, para que la venida del Salvador, haga florecer la justicia y la paz en nuestro mundo.
R. Revélanos, Señor, tu amor.
- Por la santa Iglesia, para que anime con la caridad evangélica todos los esfuerzos orientados a la construcción del reino de Dios entre los hombres. Roguemos al Señor. R.
- Por los responsables del gobierno de las naciones, para que pongan a la base de su compromiso civil el valor primario de la persona humana, según la enseñanza y el ejemplo de Cristo Maestro. Roguemos al Señor. R.
- Por aquellos que no creen en Cristo, para que en nuestra acogida fraterna hallen un estímulo que los empuje hacia Cristo con un corazón abierto y confiado. Roguemos al Señor. R.
- Por nosotros, reunidos en la cercanía de la Navidad, para que el Espíritu Santo nos haga encarnar en nuestra vida la palabra que hemos escuchado. Roguemos al Señor. R.
Las súplicas que te dirigimos en unión con la Virgen María, apresuren, oh, Padre, la venida de tu Hijo entre nosotros y nos hagan obtener la gracia de vivir estos días de espera como una vuelta a las fuentes mismas de nuestra esperanza. Por Cristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, estos dones y transfórmalos con tu poder en sacramento de salvación, en el que, al cesar los sacrificios simbólicos que hacían nuestros padres, se ofreció el verdadero Cordero, nacido maravillosamente de la Virgen intacta, Jesucristo tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Accipe, Dómine, haec múnera, et tua virtúte in sacraméntum salútis convérte, in quo, cessántibus figurálibus Patrum hóstiis, verus Agnus offértur, Iesus Christus Fílius tuus, ex intácta Vírgine ineffabíliter natus. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

PREFACIO II DE ADVIENTO
LA DOBLE EXPECTACIÓN DE CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien todos los profetas anunciaron, la Virgen esperó con inefable amor de madre, Juan lo proclamó ya próximo y señaló después entre los hombres.
El mismo Señor nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Quem praedixérunt cunctórum praecónia prophetárum, Virgo Mater ineffábili dilectióne sustínuit, Ioánnes cécinit affutúrum et adésse monstrávit. Qui suae nativitátis mystérium tríbuit nos praeveníre gaudéntes, ut et in oratióne pervígiles et in suis invéniat láudibus exsultántes.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, santo Santo...

O bien:
PREFACIO IV DE ADVIENTO
MARÍA, NUEVA EVA
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el misterio de la Virgen Madre.
Porque, si del antiguo adversario nos vino la ruina, en el seno virginal de la hija de Sion ha germinado aquel que nos nutre con el pan de los ángeles, y ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz.
La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María.
En ella, madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva.
Así, donde había crecido el pecado, se ha desbordado tu misericordia
en Cristo, nuestro Salvador.
Por eso nosotros, mientras esperamos la venida de Cristo, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…

PLEGARIA EUCARÍSTICA III.

Antífona de la comunión Cf. Is 7, 14
Mirad: la Virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel.
Ecce Virgo concípiet, et páriet fílium, et vocábitur nomen eius Emmánuel.

Oración después de la comunión
Señor, Dios nuestro, que el sacramento recibido manifieste siempre en nosotros tu misericordia, para que alcancemos la salvación, por la encarnación de tu Hijo, los que hemos celebrado fielmente la memoria de su Madre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Mystéria quae súmpsimus, Dómine Deus noster, misericórdiam tuam in nobis semper osténdant, ut Fílii tui incarnatióne salvémur, qui Genetrícis eius commemoratiónem fidéli mente celebrámus. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

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