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domingo, 28 de agosto de 2016

Directorio litúrgico para las misas con participación de niños (10-noviembre-1973).

Sagrada Congregación para el Culto Divino
Directorio litúrgico para las misas con participación de niños (10-noviembre-1973)

INTRODUCCIÓN

1 - La Iglesia debe atender al cuidado especial de los niños bautizados que todavía deben ser plenamente iniciados por los Sacramentos de la Confirmación y la Eucaristía y también de aquellos que recientemente han sido admitidos a la Sagrada Comunión.

Ciertamente las condiciones de la vida actual en la que los niños crecen, favorecen menos su adelanto espiritual (1). Además los padres a menudo apenas cumplen las obligaciones de una educación cristiana adquiridas en el bautismo de sus hijos.

2 - En cuanto a la educación de los niños en la Iglesia surge una peculiar dificultad de que las celebraciones litúrgicas, principalmente la Eucaristía no pueden ejercer plenamente su innata fuerza pedagógica en los niños. Aunque ahora está permitido usar el idioma patrio en la Misa, sin embargo la palabra y los signos no han sido suficientemente adaptados para ser comprendidos por los niños.

A decir verdad, los niños no siempre entienden en su vida cotidiana todas las cosas que experimentan con los adultos sin que por ello les cause fastidio. Por lo cual tampoco se puede pretender que en la liturgia les deban ser inteligibles todas y cada una de las cosas. Sin embargo se puede temer un daño espiritual si durante años los niños experimentan en la Iglesia una y otra vez, cosas que apenas comprenden. La reciente psicología ha probado cuán profundamente se forman los niños por la experiencia religiosa de la infancia y de la primera puericia, por la singular capacidad religiosa que poseen (3).

3 - La Iglesia siguiendo a su Maestro que abrazando a los niños los bendecía (Mc 10, 16) no puede abandonar a sí mismo a los niños puestos en tales condiciones. Por ello, poco después del Concilio Vaticano II -el cual ya en la Constitución de la Sagrada Liturgia había hablado de la necesidad de la adaptación de la Liturgia a los diversos grupos (4)- Comenzó a considerar con más diligencia, principalmente en el Primer Sínodo de los Obispos tenido en Roma, el año 1967, cómo pudiera facilitarse la participación de los niños en la Liturgia. Aprovechando aquella ocasión con palabras explícitas, el Presidente del Concilium ad esequendam Constitutionem de Sagrada Liturgia, Manifestó que ciertamente no podría tratarse de hacer algún rito totalmente especial, sino más bien de retener, abreviar u omitir algunos elementos y de elegir algunos textos más aptos (5).

4 - Después que fueron establecidas por la Instrucción General del Misal Romano instaurado, publicada el año 1969, todas y cada una de las cosas referentes a la celebración eucarística con el pueblo, esta Congregación, cumpliendo las peticiones recibidas una y otra vez de todo el mundo católico, comenzó a preparar un peculiar directorio para la Misa con niños, como suplemento de aquella Institución, con la cooperación de peritos, hombres y mujeres, de casi todas las naciones.

5 - En este Directorio así como en la Instrucción General quedan reservadas algunas adaptaciones a las Conferencias Episcopales o a los Obispos en particular (6).

Las mismas Conferencias Episcopales propongan a la Sede Apostólica -de acuerdo al artículo 40 de la Constitución de la sagrada Liturgia- las adaptaciones que conceptúen necesarias para las Misas con niños en su jurisdicción y que no estén contenidas en el Directorio General, las cuales adaptaciones deben ser introducidas con el consentimiento de la Santa Sede.

6 - El Directorio toma en consideración a los niños que aún no han entrado en la edad llamada pre-adolescencia. Además, de suyo no habla de los niños ya sea corporal o mentalmente impedidos dado que no raramente es necesario para ellos una mayor adaptación (7); sin embargo las normas que siguen, mutatis mutandis, también les pueden ser aplicadas.

7 - En el primer capítulo del Directorio (8/15) se pone como el fundamento, donde se trata de la multiforme conducción de los niños hacía la liturgia eucarística; el segundo capítulo trata brevemente de la Misa con adultos en la que también participan niños (16/19); finalmente el tercer capítulo (20/54) trata más largamente de las Misas con niños en las cuales participan solamente algunos adultos.

1. Cf. Sagrada Congregación del Clero, Directorio catequístico general, núm. 5: 101-102.
2. Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sobre la Sagrada Liturgia n. 33.
3. Cf. Sagrada Congregación del Clero, Directorio catequístico general, núm. 78: pp. 146-147.

4. Mc l0, 16.
5. Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagr núm. 38; cf., también, Sagrada Congregación para el Culto divino, Instrucción Actio Pastoralis 15 de mayo de 1969: AAS 61(1969), pp. 806-811.

6. ‘De liturgia in prima Synodo Episcoporum’ Notitiae 3 (1967), p. 368.
7. Cf. Ritual de la misa con niños sordomudos de la Región germánica, aprobado y confirmada por esta Sagrada Congregación el día 26 de junio de 1970 (Prot. núm. 1546/70).


Capítulo 1. DE LA CONDUCCIÓN DE LOS NIÑOS HACIA LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

8 - Puesto que la vida plenamente cristiana no se puede pensar sin la participación en las acciones litúrgicas en la que los fieles congregados en uno celebran el Misterio Pascual, la iniciación religiosa de los niños no debe ser ajena a ese fin (8). La Iglesia, que bautiza a los niños, confiada en los dones que este Sacramento da, debe cuidar que los bautizos crezcan en la comunión con Cristo y los hermanos, de cuya comunión es signo y prenda la participación en la mesa eucarística, a la cual se preparan los niños o en cuya significación son Introducidos más profundamente. La cual formación litúrgica y eucarística no es lícito separar de la educación universal, humana y cristiana, más aún, sería nocivo sí la formación eucarística careciera de tal fundamento.

9 - Por lo cual todos aquellos a quienes corresponda la instrucción de los niños, en conjunción de esfuerzos y buscando los consejos adecuados tiendan a que los niños, aunque ya algún sentido de Dios y de las cosas divinas tienen, experimenten también -de acuerdo a su edad y a su progreso personal los valores humanos insitos en la celebración eucarística, como son las acción comunitaria, los saludos, la capacidad de escuchar, el pedir perdón y otorgarlo, la expresión de gratitud, experiencias de acciones simbólicas de una reunión amistosa, de una celebración festiva (9).

La catequesis eucarística, de la cual se trata en el número 12, deberá de tal modo cultivar esos valores humanos, que los niños gradualmente de acuerdo a su edad y condiciones psicológicas y sociales, abran su ánimo a la percepción de los valores cristianos y a los misterios de Cristo (10).

10 - El más importante rol en el inculcar estos valores humanos y cristianos lo tiene la familia cristiana (11). Por lo cual la instrucción que se da a los padres o a otras personas a quienes corresponde la educación, debe ser grandemente alentada, también en razón de la educación litúrgica de los niños.

Por la conciencia del deber libremente aceptado en el bautismo de sus hijos, los padres tienen la obligación de enseñar gradualmente a los niños, ahora, orando junto con ellos cada día y conduciéndolos a hacer sus oraciones privadamente (12). Si los niños así preparados ya desde los tiernos años, cuando lo deseen, participan junto con la familia en la Misa, más fácilmente comenzarán a cantar y a orar en la comunidad litúrgica, ya de algún modo presentirán el misterio eucarístico.

Si los padres, sin embargo, son más débiles en la fe, pero desean la instrucción cristiana de los niños, al menos sean invitados a comunicar con los niños valores humanos de los cuales se ha hablado antes y, según la ocasión, a tomar parte en reuniones de padres y en celebraciones eucarísticas que se hagan con los niños.

11 - Además las comunidades cristianas a las que pertenecen cada una de las familias o en las que los niños viven, tienen también una obligación hacía los niños bautizados en la Iglesia. Una comunidad cristiana que da testimonio del Evangelio, que vive en fraterna caridad, que celebra los misterios de Cristo activamente, es una escuela óptima de educación cristiana y litúrgica para los niños que en ella viven.

Dentro de la comunidad cristiana los padrinos u otras personas notables por su formación, movidas por impulso apostólico pueden proporcionar una gran ayuda en la recta catequización de los niños, a las familias que apenas cumplen su parte en la educación cristiana.

Para tal fin sirven especialmente las preescuelas y escuelas católicas así como los diversos grupos de niños.

12 - Aunque la Liturgia en sí misma ejerza también en los niños su propia fuerza de enseñanza (13), se le debe dar la debida importancia dentro de la educación catequística tanto escolar como parroquial a la catequesis de la Misa (14), conducente a la activa, consciente y genuina participación en la misma (15).

Tal catequesis sanamente acomodada a la edad y al ingenio de los niños, debe tener a que por los principales ritos y oraciones se dé el significado de la Misa, también en lo que a la participación de la Iglesia se refiere- (16); esto se ha de decir principalmente de los textos de la misma plegaria Eucarística y las aclamaciones con que los niños participan en ella.

Es digna de particular mención la catequesis por la cual los niños se preparan a la primera comunión; en ella aprenden no solamente las verdades de la fe sobre la Eucaristía, sino cómo después, preparados a su manera por la penitencia, plenamente injertados en el Cuerpo de Cristo, podrán participar activamente con el pueblo de Dios en la Eucaristía, tomando parte en la Mesa del Señor y en la Comunidad de los hermanos.

13 - Gran importancia en la formación litúrgica de los niños y en su preparación para la vida litúrgica de la Iglesia pueden tener también las diversas celebraciones por las cuales los niños más fácilmente perciben por la misma celebración, algunos elementos litúrgicos como son: los saludos, el silencio, la alabanza común, principalmente la que se hace por el canto comunitario.

Téngase sin embargo cuidado que tales celebraciones no adopten una índole demasiado didáctica.

14 - Tenga siempre más lugar en estas celebraciones de acuerdo a la comprensión de los niños la Palabra de Dios. Más aún creciendo su capacidad espiritual ténganse frecuentemente con ellos sagradas celebraciones propiamente dichas de la Palabra de Dios principalmente en los tiempos de Adviento y Cuaresma (17). Las cuales celebraciones grandemente pueden favorecer en los niños la estimación por la Palabra de Dios.

15 - Toda educación litúrgica y eucarística, de acuerdo a lo anteriormente dicho, debe siempre tender a que la vida cotidiana de los niños responda cada día más al Evangelio.

8. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, núms. 14 y 19.
9. Cf. Sagrada Congregación del Clero, Directorio catequístico general, núm. 25: AAS 6 (1972), p. 114.
10. Cf. Concilio Vaticano II, Declaración Gravissimum educationis, sobre la educación cristiana de la juventud, núm. 2.
11. Cf. ibid., núm. 3.
12. Cf. Sagrada Congregación del Clero, Directorio catequístico general, núm. 78: AAS & (l972), p. 147.

13. Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, núm. 33.
14. Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, de de 1967, núm. 14: AAS 59 (1967). p. 550.
15. Cf. Sagrada Congregación del Clero, Directorio catequístico general, núm. 25: AAS 64 (1972), p. 114.
16. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, de 25 de mayo de 1967, núm. 14: AAS 59 (1967), p. 550; cf., también, Sagrada Congregación del Clero, Directorio catequístico general, núm. 57: AAS 64(1972), p. 131.

17. Cf. Concilio Vaticano II, Constitución sobre Liturgia Sacrosanctum Concilium, núms. 35, pág. 4.

Capítulo II. DE LAS MISAS DE ADULTOS DE LAS QUE TAMBIÉN PARTICIPAN NIÑOS

16 - En muchas partes celebran Misas parroquiales, especialmente los domingos y fiestas, en las que con gran asistencia de personas mayores, no pocos niños también participan. En estas Misas el testimonio de los mayores puede tener gran efecto en los niños. Pero también los adultos en cuanto que en tales celebraciones experimentan la parte que los niños tienen en la comunidad cristiana, reciben espiritual ganancia.

El espíritu cristiano de las familias en gran manera se favorece sí los niños participan de tales Misas juntamente con sus padres y otros miembros de su familia.

Los mismos infantiles, que todavía no pueden o no quieren participar de la Misa, pueden ser llevados al final para recibir la bendición juntamente con la comunidad, después, por ejemplo, que algunas personas de la comunidad parroquial encargada de su cuidado los entretuvieran en un lugar separado durante la Misa.

17 - Con todo en estas Misas, se ha de cuidar con esmero que los niños no se sientan rechazados por la incapacidad de participar y de entender, aquellas cosas que se realizan y se proclaman durante la celebración.

De alguna manera, téngase presente, por ejemplo, hablándoles a ellos particularmente en las moniciones del comienzo y del final de la Misa y en alguna parte de la homilía.

Más aún, si la condición del lugar y de las personas lo permite, podrá ser oportuno que la Liturgia de la Palabra con la homilía se tenga para ellos en algún lugar separado pero no muy distante, para que antes de comenzar la Liturgia de la Eucaristía, pueden ser llevados al lugar, donde los mayores celebraron su propia Liturgia de la Palabra.

18 - Es muy conveniente que en estas Misas algunos niños desempeñen algunos oficios; pueden ser por ejemplo: llevar los dones, ejecutar alguno u otro de los cantos de la Misa.

19 - Algunas veces en estas Misas, si el número de niños es muy notable, ordénese de tal manera, que satisfaga aún más las necesidades de los niños. Y así la homilía diríjase a los niños de tal manera que también puedan sacar de ella provecho los mayores. Además de las adaptaciones en el mismo Ordinario de la Misa, ya anunciadas, puede emplearse con permiso del Obispo, una u otra de las adaptaciones que más abajo se detallan, en las Misas con los mayores de las que también participan los niños.

Capítulo III. DE LAS MISAS DE NIÑOS EN LAS QUE PARTICIPAN PERSONAS MAYORES

20 - Además de las Misas en las que participan los niños juntamente con sus padres y otros miembros de la familia, las cuales ni siempre, ni en todas partes pueden ser realizadas, se recomienda principalmente en los días de semana, las Misas que se celebren con niños solamente permitiendo algunos adultos únicamente.

Que en estas Misas eran necesarias adaptaciones, era una persuasión común desde el comienzo de la restauración litúrgica (18).

De tales adaptaciones y por cierto sólo de las más generales se hablará más adelante (38-54).

21 - Siempre hay que tener en consideración que tales celebraciones eucarísticas deben conducir a los niños hacía las Misas de adultos, principalmente aquellas en que la comunidad cristiana debe reunirse los domingos (19).

Por lo tanto, salvas las adaptaciones necesarias por la edad, no se llegue a ritos totalmente especiales (20), que difieran demasiado del Ordinario de la Misa que se celebra con el pueblo. El fin de los diversos elementos debe responder a lo que en la Institución General del Misal Romano se ha dicho de cada uno de ellos aún cuando por razones pastorales no pueda ser inculcada una identidad absoluta.

22- Los principios de una activa y consciente participación tienen también valor aún cuando la Misa se celebre con niño de ahí que debe cuidarse en que todas las cosas se realicen para aumentar dicha participación y que se tome así mucho más eficaz. Por esta razón muchos niños realicen las partes especiales en la celebración; éstas podrían ser:
· Preparar el lugar y el altar (No. 29).
· Ejercer el oficio de cantor (No. 24).
· Cantar en el coro y tocar los instrumentos musicales (Cfr. No. 32).
· Proclamar las lecturas (Cfr. No. 24 y 47).
· Responder en la homilía (Cfr. No. 48).
· Recitar las intenciones de la oración de los fieles.
Llevar las ofrendas al altar, y hacer otras acciones semejantes a éstas de acuerdo a las costumbres de los diversos lugares (Cfr. No. 34).

Para aumentar la participación alguna vez ayudarán también algunos agregados, vg.: la inserción de causas para dar gracias antes que el sacerdote comience el diálogo del Prefacio.

En todas estas cosas conviene tener presente que las acciones externas permanecerán sin fruto, más aún, serán nocivas si no sirven para estimular la participación interna de los niños por los que también en la Misa con niños tiene su importancia el sagrado silencio (Cfr. No. 37).

Cuídese en gran manera que los niños no se olviden que cualquier forma de participación adquiere su momento culmen en la comunión eucarística en la que reciben el Cuerpo y la Sangre de Cristo como alimento espiritual (21).

23 - El sacerdote que debe celebrar la misa con niños haga celebración festiva, fraterna, meditativa (22), el mismo sacerdote manifieste esta disposición más aún que en la celebración de las Misas con personas mayores. Depende mucho de su preparación personal, más aún de su manera de actuar y de hablar.

Sobre todo atienda a la dignidad, claridad y simplicidad de los gestos. Al hablar a los niños de tal manera lo haga, que sea fácilmente comprendido, evitando, con todo, toda forma demasiado pueril.

Las moniciones que se está permitido decir (23), conduzcan a los niños a una participación litúrgica y no sean meras explanaciones didáctica.

Ayudará a mover los corazones de los niños, sí el sacerdote alguna vez los invita con sus propias palabras, vg.: al acto penitencial, a la oración sobre las ofrendas, en la oración del Padre Nuestro, a darse la paz en la comunión.

24 - Como quiera que sea, la Eucaristía es siempre la acción de toda la comunidad de la iglesia, se debe optar al menos por la participación de algunas personas mayores que no asistirán como vigilantes, sino como participantes con ellos de la Misa y que en cuanto sea necesario, los ayuden.

Nada impide, que una de estas personas mayores, que participan de la Misa con los niños, con la anuencia del párroco o del Rector de la Iglesia, dirija unas palabras a los niños después del Evangelio, especialmente sí el sacerdote en su manera y forma de hablar no se adapta a los niños o lo hace con dificultad.

En esto obsérvense las normas de la Sagrada Congregación para el clero.

Foméntense también en las Misas con niños, la diversidad de los ministerios, de suerte que la celebración aparezca como comunitaria (24); ténganse por ejemplo: lectores y cantores no sólo entre los niños sino también entre los adultos, y así la variedad de la voz evitará el cansancio.

18. Cf., ibid, núm. 3
19. Cf. ibid, núms. 42 y 106.
20. Cf. "liturgia in prima Synodo Episcoporum": Notitiae 3 (1967), p. 368.
21. Ordenación general del Misal Romano, núm. 56.
22. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, núm. 37
23. Cf. Ordenación general del Misal Romano, núm. 31.
24. Cf. Concilio Vaticano II Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, núm. 28


DEL LUGAR Y TIEMPO DE LA CELEBRACIÓN

25 - El lugar primario de la celebración de la Eucaristía con los niños es la Iglesia, en la cual con todo, si es que la hay, elíjase con diligencia una parte, que respondiendo el número de los que participan donde los niños puedan expresarse con libertad según los postulados de la liturgia y de acuerdo a su edad.

Sí la construcción de la iglesia no se presta para ello, alguna vez será oportuno celebrar la Eucaristía con los niños fuera del lugar sagrado, pero entonces dicho lugar sea digno y apto para tan gran celebración (25).

26 - Para estas Misas con niños elíjase aquella hora que más se adapte a las circunstancias en que viven, de suerte que estén mejor dispuestos para escuchar con facilidad la Palabra de Dios y celebrar la Eucaristía.

27 - La Misa en la que participan los niños podrá celebrarse dentro de la semana ciertamente con mayor fruto y menor peligro de fastidio, sí no se celebra todos los días (por ejemplo, en los colegios de internados); más aún puede prepararse con mayor diligencia sí entre las varias celebraciones se da un espacio mayor de tiempo.

En el tiempo intermedio se ha de preferir la oración en común, a la cual los niños pueden espontáneamente contribuir ya sea la meditación en común o la celebración de la Palabra de Dios, que prolonguen las anteriores celebraciones eucarísticas y preparen una más profunda participación en las futuras.

28 - Puede ocurrir que por el número grande de los niños que juntamente celebran la Eucaristía, la participación atenta y devota se tome difícil.

Y así, si puede hacerse, divídanse en varios grupos en los que se encuentren no por la edad sino atendiendo a la formación religiosa progresiva y a la preparación catequética.

Y estos mismos grupos invítense oportunamente a participar del sacrificio de la Misa durante la semana y en distintos días.

25. Cf., Ordenación general del Misal Romano, núm. 288.

DE LA PREPARACIÓN DE LA CELEBRACIÓN

29 - Cada una de las celebraciones eucarísticas de los niños prepárese con cuidado y en especial de una manera particular las oraciones, los cantos, las lecturas, las intenciones de la oración de los fieles, tomando para dicha participación el parecer de los adultos y los niños que ejercen algún ministerio particular en estas Misas. Para preparar y adornar el lugar de la celebración así como para la preparación del cáliz con la patena y las vinajeras. Eras, en cuanto se pueda, dése lugar a algunos niños Salva siempre la debida preparación interior, también tales acciones ayudan a despertar el sentido comunitario de la Celebración.

DEL CANTO Y DE LA MÚSICA

30 - El canto, si se le debe dar gran importancia en todas las celebraciones, debe ser particularmente fomentado en las Misas que se celebren con niños por su peculiar afinidad hacia la música, - teniendo en cuenta el ingenio de los diversos pueblos y la propia capacidad de los niños presentes (26).

Donde se pueda, las aclamaciones principalmente las que pertenecen a la plegaria eucarística sean por los niños más bien cantadas que recitadas.

31 - A fin de facilitar la participación de los niños en los cantos del "Gloria", Credo, Santo y "Cordero de Dios", se permite el uso con música de las interpretaciones populares aprobadas por la competente autoridad, aún cuando dichos textos no concuerden en todo con los textos litúrgicos (27).

32 - También en las Misas con niños - la música instrumental puede prestar una gran utilidad" (28), especialmente si la misma es ejecutada por ellos. Sirven no sólo para el canto, que sostienen, o para la meditación de los niños, sino que además expresan a su manera un gozo festivo de alabanza de Dios.

Préstese con todo siempre especial cuidado a que la música no predomine sobre el canto o que sirva para distracción y no para edificación, debe responder a la finalidad propia de cada uno de los tiempos en los cuales durante la Misa se puede tocar música.

Con las mismas cautelas y con la misma debida circunspección y con peculiar discreción, también la música realizada técnicamente puede emplearse en la Misa con niños de acuerdo a las normas establecidas por la Conferencia Episcopal.

26. Cf. Ordenación general del Misal Romano, núm. 24.
27. Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Musicam sacram, 5 de marzo de 1967. núm. 55: AAS, 59 (1967), pág. 316
28. Ibíd., núm. 62: AAS, 59 (1967), pág. 318.



DE LOS GESTOS

33 - Tenida en cuenta la razón de la naturaleza de la Liturgia como acción de todo hombre y la psicología de los niños, se ha de propender en gran manera en la Misa con niños, la participación por los gestos y movimientos del cuerpo de acuerdo a la edad y a la costumbre del lugar. Mucho depende no solamente de los gestos que realice el sacerdote (29), sino también de la manera como se comporte toda la comunidad de los niños Sí alguna Conferencia Episcopal de acuerdo a las normas de la Institución General del Misal Romano, adapta al ingenio del pueblo los gestos que ocurren en la Misa, tenga también en consideración la peculiar condición de los niños o determina para ellos solos tales adaptaciones.

34 - Entre las acciones que exigen determinados gestos, son dignas de especial mención las procesiones y aquellos movimientos que llevan participación del cuerpo.

Puede ayudar a esto, el ingreso procesional de los niños con el sacerdote celebrante, para que entonces mejor se sienta la comunión que se establece (31); la participación por los menos de algunos niños en la procesión con el Evangelio hará más clara la presencia de Cristo, que anuncia la Palabra a su pueblo; la procesión de los niños con el cáliz y los dones pone mejor de manifiesto la fuerza y el sentido de la preparación de los dones la procesión de la comunión debidamente ordenada mucho ayuda a aumentar la piedad de los niños.

DE LOS ELEMENTOS VISUALES

35 - La misma Liturgia de la Misa contiene muchos elementos visuales a los que se debe atribuir gran importancia, tratándose de los niños; lo que debe decirse especialmente de los elementos visuales peculiares en el transcurso del año litúrgico como son la adoración de la Cruz, el cirio pascual, las velas en la fiesta de la Presentación del Señor, la diversidad de los colores y los ornamentos litúrgico. Además de aquellos elementos visuales inherentes a la misma celebración y al lugar de la celebración, introdúzcanse otros que permitan a los niños percibir por los ojos las maravillas obradas por Dios en la Creación y Redención y con la fuerza de la vista sostienen la oración.

Que nunca la Liturgia aparezca como una cosa árida y que sólo perteneciera al pensamiento.

36 - Por la misma causa el uso también de imágenes preparadas por los mismos niños puede ser útil, vg. para ilustrar la homilía, para demostrar visiblemente las intenciones de la oración universal, para despertar la reflexión.

DEL SILENCIO

37 - También en las Misas con niños - el silencio como parte de la celebración, debe guardarse a su tiempo- (32), para que no todo se convierta en acción externa, porque también los niños son de verdad capaces a su manera de hacer meditación. Con todo deben ser como llevados, para que aprendan según los diversos momentos (vg. después de la comunión (33), o también después de la homilía), a que reflexionen dentro de sí o mediten brevemente, o alaben y oren a Dios en su corazón (34).

Se ha de cuidar además, y esto con mucho más cuidado que en las Misas con adultos, que los textos litúrgicos se proclamen sin apuro e inteligiblemente, haciendo en su lugar las debidas pausas.

29. Ibid., núm. 23.
30. Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharísticum rnysterium, de de 1967, núm. 38: AAS 59 (1967), p. 562.
31. Cf. Ordenación general del Misal Romano, núm. 23.
32. Ibid., núm. 45.
33. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, núm. 48.
34. Ordenación general del Misal Romano, núm. 45.


DE LAS PARTES DE LA MISA

38 - Quedando a salvo siempre la estructura general de la Misa, la que consta de dos partes, Liturgia de la Palabra y Liturgia de la Eucaristía", y de algunos ritos que inician y concluyen la celebración (35), entre cada una de las partes siguientes de la celebración se hace necesario efectuar algunas adaptaciones, para que los niños verdaderamente conozcan a su manera, según las leyes psicológicas de la niñez el misterio de la fe por los ritos y las preces- (36).

39 - A fin de que no aparezca una gran diferencia entre las Misas con niños y las Misas con adultos (37) algunos ritos y textos nunca se adapten a los niños, como ser las aclamaciones y respuestas de los fieles a los saludos del sacerdote (38), la oración del Padre Nuestro, la fórmula trinitaria, al final de la bendición con que el sacerdote termina la Misa. Se aconseja también, que los niños lentamente (salvo el recitado del Símbolo de los Apóstoles del que se habla en el No. 49), conozcan el símbolo Niceno -Constantinopolitano.

a) Del Rito Inicial

40 - Como quiera que el rito inicial en la Misa se dirige a que la finalidad de estos ritos es constituir en comunidad a los fieles reunidos y disponerlos a escuchar debidamente la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía (39), se ha de cuidar que dicha disposición se oriente en los niños y no se pierda por la abundancia de los ritos que aquí se proponen.

De aquí que alguna vez pueda omitirse uno u otro elemento del rito inicial, mientras que otro en cambio podría ampliarse. Siempre, con todo, permanezca algún elemento introductorio que termine por la oración Colecta.

En la elección de algunos de estos elementos, atiéndase, a que cada uno de los mismos elementos aparezca a su tiempo y ninguno quede completamente excluido.

b) De la Lectura de la Palabra de Dios y de su explicación.

41 - Como las lecturas tomadas de la Sagrada Escritura constituyen la parte principal de la Liturgia de la Palabra (40), también en las Misas que se celebren con los niños nunca falte la lectura bíblica.

42 - Por lo que respecta al número de lecturas en los domingos y fiestas, deben guardarse los decretos de la Conferencia Episcopales. Si las tres o dos lecturas señaladas para los domingos y ferias con dificultad podrán ser entendidas por los niños, está permitido elegir de entre éstas, dos o una solamente; pero que nunca falte la lectura tomada del Evangelio.

43 - Si todas las lecturas señaladas del día parecieran menos aptas para la comprensión de los niños, se permite que las lecturas o lectura puedan ser elegidas o del Leccionario del Misal Romano, o de la Biblia directamente, teniendo con todo presente los tiempos litúrgicos. Con todo se aconseja que casa Conferencia Episcopal cuide de preparar el Leccionario para las Misas con niños.

44 - El criterio para elegir las lecturas tómese por la calidad más que por la cantidad de textos de la Sagrada Escritura. No siempre la lectura más breve, es la más apta para los niños, que la prolongada.

Todo depende de la utilidad espiritual, que la lectura pueda proporcionar a los niños.

Sí por la capacidad de los niños se viera la necesidad de suprimir uno u otro versículo de la lectura bíblica hágase esto con mucha prudencia, y de tal manera que el sentido del texto o del pensamiento y estilo de la Escritura no aparezca mutilado" (41).

45 - Como quiera que en el mismo texto bíblico "Dios habla a su Pueblo y se hace presente el mismo Cristo en medio de los fieles por su Palabra" (42), evítense paráfrasis de la Sagrada Escritura. Se aconseja el uso de aquellas versiones, que aprobadas por la autoridad competente, ya existen tal vez para la catequesis de los niños.

46 - Entre las lecturas, cántense o versículos de los Salmos diligentemente seleccionados según la capacidad de los niños, o algún canto a manera de salmo o el Aleluya con el versículo simple.

Siempre en estos cantos los niños tengan parte: nada impide que alguna vez el silencio meditativo sustituya el canto.

Si se proclama una sola lectura, el canto puede tenerse después de la homilía.

47 - A fin de que los niños hagan suyas las lecturas bíblicas. Y conozcan cada día más la dignidad de la Palabra de Dios, mucho se han de estimar todos aquellos elementos que sirven para la interpretación de las lecturas.

Entre estos elementos se han de enumerar las moniciones que preceden a las lecturas (43), y mueven a los niños a oírlas con atención y fructuosamente ya sea porque explican el contexto o porque conducen al mismo texto.

En las Misas correspondientes al santo del día para interpretar e ilustrar las lecturas de la Sagrada Escritura, se puede narrar algo sobre la vida del Santo no solamente en la homilía sino también antes de las lecturas bíblicas a moda de monición.

Donde lo aconseja el texto de la lectura, puede resultar útil que los niños lean las diversas partes, distribuidas entre ellos, como se hace en Semana Santa para la lectura de la Pasión del Señor.

48 - En todas las Misas con niños se debe poner especial interés en la homilía que explica la Palabra de Dios. La homilía destinada a los niños puede a veces convertirse en diálogo con ellos a no ser que se prefiera que escuchen en silencio.

49 - Sí al final de la Liturgia de la Palabra debe recitarse el símbolo, para los niños puede ser el Símbolo Apostólico, como quiera que ya forma parte de su instrucción catequética.

c) De las Oraciones Presidenciales

50 - Para que el sacerdote pueda unir a sí de verdad a los niños por las oraciones presidenciales, le está permitido elegir del Misal Romano textos más aptos, atendiendo sin embargo al tiempo litúrgico.

51 - Alguna vez el principio de selección no basta, para que los niños puedan considerar las oraciones como expresiones de su vida propia y de su experiencia religiosa (44), ya que las oraciones han sido hechas para personas adultas.

En este caso nada impide que los textos de las oraciones del Misal Romano se Adapten a las necesidades de los niños, de suerte que sin embargo, conservando el fin y también la sustancia, se evite todo aquello que sea ajeno al género literario de la oración presidencial, como son las exhortaciones de costumbre y la manera demasiado pueril de hablar.

52 - El momento mayor en la Eucaristía celebrada con niños compete a la Plegaria Eucarística que es el centro y cumbre de toda la celebración (45).

En gran manera depende del modo como esta plegaria es pronunciada por el sacerdote (46) y como es participada por los niños oyendo y aclamando.

La misma disposición de ánimo, que se requiere para este centro de la celebración, la tranquilidad y reverencia con que todas las cosas deben ser hechas, debe conducir a los niños a prestar su mayor

atención a la presencia real de Cristo en el altar bajo las especies del pan y del vino, a su oblación, a la acción de gracias por El mismo y con El mismo y por El mismo, como así también a la oblación de la Iglesia que entonces se hace y por la cual los fieles se ofrecen a sí mismos y su vida con Cristo, al Padre Eterno en el Espíritu tu Santo.

Hasta que la Sede Apostólica no provea otra cosa la Misa con niños, deben emplearse mientras tanto las cuatro Plegarias aprobadas por la Autoridad suprema para las Misas con adultos e Impuestas para el uso litúrgico.

d) De los Ritos de la Comunión

53 - Terminada la Plegaria Eucarística siempre sigan la oración del Señor, la fracción del plan y la invitación a la Comunión (47), ya que estos elementos tienen máxima importancia en la estructura de esta parte de la Misa.

e) De la Comunión y de los Ritos que le siguen

54 - Hágase todo de tal manera que los niños que hayan sido admitidos a la Eucaristía, debidamente dispuestos, con tranquilidad y ánimo recogido se acerquen a la Sagrada Mesa para que participen plenamente del misterio eucarístico. Donde se pueda hacer la procesión de la Comunión, cántese un canto acomodado a los niños (48).

La monición que precede a la bendición final (49), es de gran importancia en la Misa con niños, ya que éstos necesitan antes de la despedida alguna repetición y aplicación de las cosas que oyeron aunque enunciadas en bravísimas palabras, principalmente aquí explíquese oportunamente el nexo entre la Liturgia y la vida.

Por los menos a veces, según los tiempos litúrgicos y los diversos momentos en la vida de los niños, emplee el sacerdote formas más ricas de bendición, reteniendo siempre la fórmula trinitaria con el signo de la Cruz al final (50).

55 - Todas las cosas contenidas en este Directorio tienden a que los niños fácilmente y con alegría puedan en la Celebración Eucarística al mismo tiempo ir hacia Cristo y con El presentarse al Padre (51).

Formados en la consciente y activa Participación del Sacrificio y del banquete eucarístico aprendan cada día más, en casa y fuera de casa, a anunciar Cristo entre los familiares y los iguales, viviendo la fe que obra por la caridad. (Gálatas 5,6).

El Sumo Pontífice Pablo VI, el 22 de octubre de 1973 aprobó este Directorio preparado por la Sagrada Congregación para el Culto Divino, lo confirmó y mandó que fuera publicado.

Dado en el Palacio de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, el 10 de noviembre de 1973.

35. Ordenación general del Misal Romano, núm. 24.
36. ibid., núm. 33.
37. Ordo lectionum Missae, segunda edición típica, Libreria Editrice Vaticana, 1981, Prenotandos, núm. 77.
38. Ordenación general del Misal Romano, núm. 33.
39. Cf. ibid, núm. 11.

40. Cf. Ordenación general del Misal Romano, núm. 55.
41. Misal Romano. Leccionario l. Orden de las lecturas de la Misa. Prenotandos generales, núm. 7 d.

42. Cf. Ordenación general del Misal Romano, núm. 29.
43. Cf. Ordenación general del Misal Romano, núm. 31.
44. Cf. Consilium para la ejecución de la Constitución sobre Sagrada Liturgia. Instrucción sobre la traducción de los textos litúrgicos para la celebración con el pueblo, 25 de enero de 1969, núm. 20: Notitiae, 5 (1969). p. 7.
45. Cf. Ordenación general del Misal Romano, núm. 54.
46. Cf. ibid. núms. 23 y 37.


47. Cf. ibid. núm. 23.
48. Cf. S. Congregación de Ritos, Instrucción Musicam sacram, 5 de marzo de 1967, núm. 32: AAS, 59 (1967), pág. 309.
49. Cf. Ordenación general del Misal Romano, núm. 11.
50. Cf. ibid. núm. 39.
51. Cf. Misal Romano. Plegaria Eucarística II.

sábado, 20 de agosto de 2016

Instrucción "Inmensae caritatis", 29-enero-1973.

Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto a la Eucaristía fuera de la Misa, 21-junio-1973

APÉNDICE

Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos

INSTRUCCIÓN "IMMENSAE CARITATIS" PARA FACILITAR LA COMUNIÓN SACRAMENTAL EN ALGUNAS CIRCUNSTANCIAS, 29-enero-1973.

El testamento de infinita caridad que Cristo, el Señor, dejó a su esposa, la Iglesia, es decir, el don inefable de la Eucaristía, el mayor de todos, exige un conocimiento cada día más profundo de tan gran misterio y una participación más plena de su eficacia salvadora.
A este fin la Iglesia, movida por su celo y solicitud pastorales, para fomentar la devoción a la Eucaristía, cumbre y centro del culto cristiano, ha promulgado en más de una ocasión normas oportunas e instrucciones apropiadas.
Con todo, las circunstancias de nuestro tiempo parecen aconsejar que, dejando siempre a salvo el máximo respeto debido a tan gran sacramento (1), se den mayores facilidades para acercarse a la sagrada Comunión, con el fin de que los fieles, participando con mayor plenitud en los frutos del sacrificio de la Misa, se entreguen con mayor generosidad y celo a Dios y al bien de la Iglesia y de los hombres.
En primer lugar, hay que procurar que, por Ia escasez de ministros, no resulte imposible ni difícil recibir la sagrada Comunión. En segundo lugar, que los enfermos no se vean privados del gran consuelo espiritual de la sagrada Comunión, por no poder observar la ley del ayuno, aunque ya muy mitigada. Finalmente, parece conveniente que en algunas circunstancias se permita, a los fieles que lo pidan, recibir lícitamente la Comunión sacramental dos veces en el mismo día.
Por tanto, acogiendo favorablemente los deseos manifestados por algunas Conferencias Episcopales, se establecen las siguientes normas, relativas a los puntos siguientes:

1. Los ministros extraordinarios para la distribución de la sagrada Comunión.
2. Facultades más amplias para comulgar dos veces al día.
3. La mitigación del ayuno eucarístico en favor de los enfermos y los ancianos.
4. La devoción y reverencia debidas al santísimo Sacramento, cuando el Pan eucarístico se deposita en las manos de los fieles.

(1) Concilio Tridentino, Sesión XIII, Decretum de SS. Eucharistie Sacramento, cap.7: DS 880 (1646-1647): "Si es indecoroso tomar parte en cualquier función sagrada de no hacerlo santamente, es claro que cuanto más consciente es un cristiano de la santidad y divinidad de este Sacramento celeste, tanto más deberá estar atento a no acercarse a él sin una gran reverencia y santidad; especialmente cuando se leen en el Apóstol aquellas tremendas palabras: "Quien come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propio castigo" (1Co 11, 29). Por tanto, hay que recordar el mandamiento del mismo Apóstol, al que desea comulgar: "Examínese cada cual" (1Co 11, 28). Por lo demás, la costumbre eclesiástica confirma que tal examen es necesario para que nadie que tenga conciencia de pecado mortal, por más que crea estar arrepentido, deba acercarse a la sagrada Eucaristía sin haberse confesado previamente. Este santo Sínodo ha decretado que tal norma ha de ser observada por todos los cristianos, sin excluir a los sacerdotes a quienes incumbe el deber de celebrar, a menos que no pueda encontrarse un confesor; y si el sacerdote ha celebrado por necesidad urgente sin haber hecho antes la necesaria confesión, deberá confesarse lo antes posible." Sagrada Congregación del Concilio, Decreto Sacra Tridentina Synodus, de 20 de diciembre de 1905: AAS 38 (1905-1906), pp. 400-406; Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Normae pastorales circa absolutionem sacramentalem generali modo impertiendam, de 31 de julio de 1972, norma I: AAS 64 (1972), p. 511.

I. MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA SAGRADA COMUNIÓN

Las circunstancias en que se constata que es insuficiente el número de ministros para distribuir la sagrada Comunión son varias:
- Dentro de la Misa, por la gran afluencia de fieles o por una dificultad peculiar del celebrante.
- Fuera de la Misa, cuando las distancias hacen difícil llevar las sagradas especies, sobre todo en forma de viático, a los enfermos en peligro de muerte, y también cuando el gran número de enfermos, sobre todo en hospitales o instituciones similares, exige bastantes ministros.

Por tanto, para que no queden sin la ayuda y el consuelo de este Sacramento, los fieles que, en estado de gracia y con recta y piadosa intención, desean tomar parte en el banquete sagrado, el Sumo Pontífice ha considerado oportuno instituir unos ministros extraordinarios, que puedan administrar la sagrada Comunión tanto a sí mismos como a los demás fieles, con las siguientes condiciones precisas:

I. Los Ordinarios del lugar tienen facultad para permitir a personas idóneas, elegidas individualmente como ministros extraordinarios, en casos concretos, o también por un período de tiempo determinado, o, en caso de necesidad, de modo permanente, que se administren a sí mismas el pan celestial, lo distribuyan a los demás fieles y lo lleven a los enfermos en sus casas. Esto se permite cuando:
a) Falten el sacerdote, el diácono y el acólito.
b) Los mismos se hallen impedidos para distribuir la sagrada Comunión a causa de otro ministerio pastoral, por enfermedad o por motivo de su edad avanzada.
c) El número de fieles que desean acercarse a la sagrada Comunión sea tan grande que se prolongaría demasiado la celebración de la Misa o la distribución de la Comunión fuera de la Misa.

II. Los mismos Ordinarios del lugar tienen facultad para permitir que los sacerdotes que ejercen el sagrado ministerio puedan designar una persona idónea que, en caso de verdadera necesidad, distribuya la sagrada Comunión "ad actum".

III. Los Ordinarios del lugar podrán delegar esta facultad en sus obispos auxiliares, vicarios episcopales y delegados episcopales.

IV. La designación de la persona idónea, de que se habla en los números I y II, se hará teniendo presente el siguiente orden, que puede ser cambiado, sin embargo, según el prudente parecer del Ordinario del lugar: lector, alumno de Seminario mayor, religioso, religiosa, catequista, fiel varón o mujer.

V. En los oratorios de comunidades religiosas de ambos sexos, el encargo de distribuir la sagrada Comunión en las circunstancias enumeradas en el número I puede confiarse obviamente al superior que carezca del Orden sagrado, o a la superiora, o a sus respectivos vicarios.

VI. Si se dispone de tiempo suficiente, conviene que la persona idónea escogida individualmente por el Ordinario del lugar para la distribución de la sagrada Comunión, y la persona delegada para el mismo fin por el sacerdote que tenga facultad, conforme a lo dicho en el número II, reciban el mandato de acuerdo con el rito anexo a esta Instrucción, y que distribuyan la sagrada Comunión ateniéndose a las normas litúrgicas.

Como estas facultades han sido concedidas únicamente para el bien espiritual de Ios fieles y pensando en casos de verdadera necesidad, tengan presente los sacerdotes que tales facultades no les eximen del deber de distribuir la divina Eucaristía a los fieles que legítimamente la pidan, y en modo particular de llevarla y darla a los enfermos.

El fiel legítimamente designado ministro extraordinario de la sagrada Comunión deberá distinguirse por su vida cristiana, por su fe y sus buenas costumbres. Se esforzará por ser digno de este nobilísimo encargo, cultivará la devoción a la sagrada Eucaristía y dará ejemplo a los demás fieles de devoción y respeto al augusto Sacramento del altar. No será elegido alguien cuya designación pueda causar sorpresa a los fieles.

2. AMPLIACIÓN DE LA FACULTAD PARA COMULGAR DOS VECES EN EL MISMO DÍA

Según la disciplina vigente, los fieles pueden acercarse a la sagrada Comunión por segunda vez en el mismo día:
-En la tarde del sábado o de la víspera de un día de precepto, si se quiere cumplir con la obligación de oír Misa, aunque hayan comulgado ya por la mañana. (2)
-En la segunda Misa del domingo de Pascua, o en una de las Misas que se celebran el día de Navidad, aunque hayan comulgado en la Misa de la Vigilia pascual y en la Misa de medianoche de Navidad, respectivamente. (3)
-Igualmente en la Misa vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo, aunque hayan comulgado también en la Misa crismal. (4)

Pero como, además de las circunstancias enumeradas, hay otras similares que invitan a comulgar por segunda vez, se hace necesario determinar ahora con mayor precisión las razones de la nueva facultad que se concede.

La norma, que por tradición secular adoptó la Iglesia, madre providentísima, e introdujo en la legislación canónica, en virtud de la cual los fieles pueden acercarse a la sagrada mesa una sola vez al día, se mantiene en toda su integridad y no se permite abandonarla por motivos de sola devoción. A un irreflexivo deseo de recibir otra vez la Comunión se debe contraponer la razón de que tanto mayor será la eficacia del sacramento para alimentar, corroborar y expresar la fe, la caridad y las demás virtudes, cuanto más devotamente se acerque el fiel a la sagrada mesa. (5) Por tanto, conviene que los fieles pasen de la celebración litúrgica a las obras de caridad, piedad y apostolado para "demostrar con su conducta y su vida lo que han recibido por la fe y el sacramento".(6)

Pueden presentarse, sin embargo, circunstancias especiales en las que los fieles, tanto los que ya recibieron ese mismo día la sagrada Comunión como los mismos sacerdotes que han celebrado ya la Misa, participen después en una celebración comunitaria. A todos ellos les será permitido recibir por segunda vez la sagrada Comunión en los casos siguientes:
1. En las Misas rituales en las que se administran los sacramentos del Bautismo, Confirmación, Unción de los enfermos, Sagradas órdenes, Matrimonio, y en la Misa en la que se da la Primera Comunión. (7)
2. En las Misas celebradas para la consagración de una iglesia o de un altar, para la profesión religiosa y para la colación de una "misión canónica".
3. En las siguientes Misas de difuntos: de exequias, después de recibida la noticia de la muerte, en la sepultura definitiva y del primer aniversario.
4. Durante la Misa principal celebrada en la iglesia catedral o parroquial en la solemnidad del santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo y en el día de la visita pastoral; en la Misa celebrada por el superior mayor religioso con ocasión de la visita canónica, de encuentros especiales o de Capítulos.
5. Durante la Misa principal de un congreso eucarístico o mariano, ya sea internacional o nacional, regional o diocesano.
6. Durante la Misa principal de una reunión, de una peregrinación o de una predicación popular.
7 . En la administración del Viático, en la cual se puede dar la Comunión a los familiares y amigos del enfermo que se hallen presentes.
8. Además de los casos mencionados, Ios Ordinarios del lugar pueden conceder "ad actum" la facultad de recibir la sagrada Comunión dos veces en el mismo día cuando por circunstancias verdaderamente especiales lo crean justificado, según las normas de esta Instrucción.

(2) Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, de 25 de mayo de 1967, n.28: AAS 59 (1967), p. 557.
(3) Cf. ibid.
(4) Cf. ibid.; Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Inter Oecumenici, de 26 de septiembre de 1964, n. 60: AAS 56 (1964), p. 891; Instrucción Tres abhinc annos, de 4 de mayo de 1967, n. 14: AAS 59 (1967), p. 445.
(5) Cf. Sto Tomás, Summa Theologica, III, q. 79, a. 7 ad 3 y a. 8 ad 1.
(6) Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, de 25 de mayo de 1967, n. 13: AAS 59 (1967), p. 549.

(7) Cf. Ordenación general del Misal Romano, n. 329, a.

3. MITIGACIÓN DEL AYUNO EUCARÍSTICO EN FAVOR DE LOS ENFERMOS Y ANCIANOS

Ante todo sigue firme y estable la norma según la cual el fiel a quien se administra el Viático en peligro de muerte no está obligado a ninguna ley sobre el ayuno. (8) Asimismo, continúa en vigor la facultad concedida por Pío XII, en virtud de la cual "los enfermos, aunque no guarden cama, pueden tomar sin límite de tiempo bebidas no alcohólicas y también medicinas, líquidas o sólidas, antes de la celebración de la Misa o de recibir la Eucaristía". (9)

En cuanto a los alimentos y bebidas tomados a modo de nutrición, existe la tradición venerable según la cual la Eucaristía, como dice Tertuliano, se había de recibir "antes de cualquier otro alimento" (10) para poner de relieve la excelencia del alimento sacramental.

Antes de recibir la sagrada Eucaristía es aconsejable recogerse por algún tiempo en silencio y meditación, reconociendo así la dignidad del sacramento y fomentando el gozo por la venida del Señor. Y por lo que se refiere a los enfermos, será señal suficiente de su devoción y respeto dedicar un breve tiempo a preparar su alma a tan profundo misterio. El tiempo para guardar el ayuno eucarístico, es decir, para abstenerse de alimentos o de bebidas alcohólicas, queda reducido a un cuarto de hora, poco más o menos, en favor de:
1. Los enfermos en centros sanitarios o en sus propias casas, aunque no guarden cama.
2. Los fieles de edad avanzada, tanto los que se ven obligados a permanecer dentro de casa por razón de su vejez como los que están internados en centros geriátricos.
3. Los sacerdotes enfermos, aunque no guarden cama, o los de edad avanzada que van a celebrar Misa o recibir la sagrada Comunión.
4. Las personas que cuidan a los enfermos o ancianos y sus familiares que deseen recibir, junto con ellos, la sagrada Eucaristía, cuando no puedan guardar el ayuno de una hora sin una cierta dificultad.

(8) Cf. Código de Derecho Canónico, can. 858, & 1.
(9) "Motu proprio" Sacram Communionem, de 79 de marzo de 1957, n. 4: AAS 49 (19s7), p. 178.
(10) Ad uxorem, 2, 5: PL 1, 1408.


4. DEVOCIÓN Y RESPETO DEBIDOS AL SANTÍSIMO SACRAMENTO CUANDO EL PAN EUCARÍSTICO SE DISTRIBUYE A LOS FIELES EN LA MANO

Desde la publicación de la Instrucción Memoriale Domini, hace tres años, algunas Conferencias Episcopales han obtenido de la Santa Sede la facultad de permitir a los ministros de la sagrada Comunión depositar las Especies eucarísticas, al distribuirlas, en las manos de los fieles. Como recuerda la misma Instrucción, "las normas de la Iglesia y los documentos patrísticos ofrecen abundantes testimonios sobre el máximo respeto y la suma prudencia con que la sagrada Eucaristía ha sido tratado" y debe seguir siéndolo. (11)

Por tanto, sobre todo en esta forma de comulgar, se han de tener bien presentes algunas cosas que la misma experiencia aconseja.

Cuando la sagrada Especie se deposita en las manos del comulgante, tanto el ministro como el fiel ponga sumo cuidado y atención a los fragmentos que pueden desprenderse de las hostias.

La práctica de la sagrada Comunión en la mano de los fieles debe ir acompañada, necesariamente, de la oportuna instrucción o catequesis sobre la doctrina católica acerca de la presencia real y permanente de Jesucristo bajo las Especies eucarísticas y del respeto debido al Sacramento. (12)

Hay que enseñar a los fieles que Jesucristo es el Señor y el Salvador, y que a él, presente bajo las Especies sacramentales, se le debe el mismo culto de latría o adoración que se da a Dios. Se advertirá también a los fieles que, después del banquete eucarístico, no descuiden una sincera y oportuna acción de gracias de acuerdo con la capacidad, estado y ocupación de cada uno. (13)

Finalmente, para que la participación en esta mesa celeste sea plenamente digna y fructífera, se deben explicar a los fieles los bienes y los frutos que se derivan de ella para los individuos y para la sociedad, de modo que la habitual familiaridad con el Sacramento demuestre el máximo respeto, alimente el íntimo amor al Padre de familia, que nos procura "el pan de cada día", (14) conduzca a una viva unión con Cristo, de cuya Carne y Sangre participamos. (15)

El Sumo Pontífice Pablo VI se ha dignado aprobar y confirmar con su propia autoridad la presente Instrucción y ha mandado publicarla estableciendo que entre en vigor el día mismo de su publicación.

Roma, en la Sede de la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, a 29 de enero de 1973.

A. Card. SAMORÉ, Prefecto
G. CASORIA, Secretario

(11) Sagrada Congregación para el Culto Divino, Instrucción Memoriale Domini, de 29 de mayo de 1969: AAS 6l (1969), p. 542.
(12) Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, n. 7; Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, de 25 de mayo de 1967 , n. 9: AAS 59 (1967), p. 547; Sagrada Congregación para el Culto Divino, Instrucción Memoriale Domini, de 29 de mayo de 1969, donde se lee: "... con la condición de prevenir todo peligro de que penetren en los espíritus la falta de reverencia o falsas opiniones sobre la santísima Eucaristía": AAS 61 (1969), p. 545.

(13) Pablo VI, Discurso ad membra Consilii eucharisticis ex omnibus Nationibus conventibus moderandis habita: AAS ó4 (1972), p. 287.
(14) Lc 11, 3
(15) Cf. Hb 2, 14.


jueves, 11 de agosto de 2016

Textos eucarísticos: Evangelios.

Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto a la Eucaristía fuera de la Misa, 21-junio-1973

CAPÍTULO IV.
TEXTOS VARIOS PARA LA DISTRIBUCIÓN DE LA SAGRADA COMUNIÓN FUERA DE LA MISA Y PARA LA ADORACIÓN Y LA PROCESIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

1. LECTURAS BÍBLICAS

EVANGELIOS

143.
1. Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre
+ Lectura del santo evangelio según san Marcos 14, 12-16. 22-26

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
-"¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?"
Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
-"Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?"
Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.)
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:
-"Tomad, esto es mi cuerpo."
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron.
Y les dijo:
-"Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios."
Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

Palabra del Señor.


144.
2. Comieron todos y se saciaron
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 11b-17

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.
Caía Ia tarde, y los Doce se le acercaron a decirle:
-"Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado."
Él les contestó:
-"Dadles vosotros de comer."
Ellos replicaron:
-"No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío. "
Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos:
-"Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta."
Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces , aIzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

Palabra del Señor.


145.
3. Lo reconocieron al partir el pan
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 13-35

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
-"¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?"
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
-"¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?"
Él les preguntó:
-"¿Qué?"
Ellos le contestaron:
-"Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron."
Entonces Jesús les dijo:
-"¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?"
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:
-"Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída."
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron:
-"¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?"
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
-"Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón."
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor.

O bien más breve:

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 13-16.28-35

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Ya cerca de la aldea donde iban, éI hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:
-"Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída."
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron:
-"¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?,
Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
-"Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón."
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor.


146.
4. Repartió a los que estaban sentados todo Io que quisieron
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se marchó ala otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
-"¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?"
Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
-"Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo."
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
-"Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?"
Jesús dijo:
-"Decid a la gente que se siente en el suelo."
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de graciás y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
-"Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie."
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
-"Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo."
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor.


147.
5. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 24-35

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
-"Maestro, ¿cuándo has venido aquí?"
Jesús les contestó:
-"Os aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros.
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios."
Ellos le preguntaron:
-"Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?"
Respondió Jesús:
-"La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado."
Le replicaron:
-"¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."
Jesús les replicó:
-"Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo."
Entonces le dijeron:
-"Señor, danos siempre de este pan."
Jesús les contestó:
-"Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."

Palabra del Señor.


148.
6. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 41-51

En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: "Yo soy el pan bajado del cielo", y decían:
-"¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?"
Jesús tomó la palabra y les dijo:
-"No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado.
Y yo lo resucitaré el último día.
Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios."
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí.
No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre.
Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo."

Palabra del Señor.


149.
7. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
-"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo."
Disputaban los judíos entre sí:
-"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Entonces Jesús les dijo:
-"Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis la sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre."

Palabra del Señor.


150.
8. Le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37

En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza,le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: "No le quebrarán un hueso"; y en otro lugar la Escritura dice: "Mirarán al que atravesaron."

Palabra del Señor.


151.
9. Jesús toma el pan y se lo da
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 21, l-14

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo,Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
-"Me voy a pescar."
Ellos contestan:
-"Vamos también nosotros contigo."
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
-"Muchachos, ¿tenéis pescado?"
Ellos contestaron:
-"No."
Él les dice:
-"Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis."
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro:
-"Es el Señor."
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se atóla túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice:
-"Traed de los peces que acabáis de coger."
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
-"Vamos, almorzad."
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

jueves, 4 de agosto de 2016

Textos eucarísticos: Lecturas del Nuevo Testamento.

Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto a la Eucaristía fuera de la Misa, 21-junio-1973

CAPÍTULO IV.
TEXTOS VARIOS PARA LA DISTRIBUCIÓN DE LA SAGRADA COMUNIÓN FUERA DE LA MISA Y PARA LA ADORACIÓN Y LA PROCESIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

1. LECTURAS BÍBLICAS

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

120.
1. Eran constantes en la vida común, en la fracción del pan
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 42-47

Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo, y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que iban salvando.

Palabra de Dios.


121.
2. Hemos comido y bebido con él después de su resurrección
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
- "Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados."

Palabra de Dios.


122.
3. El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17

Hermanos:
EI cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

Palabra de Dios.


123.
4. Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 23-26

Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:
- "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía."
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
- "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía."
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios.


124.
5. La sangre de Cristo podrá purificar nuestra conciencia
Lectura de la carta a los Hebreos 9, 11-15

Hermanos:
Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.
No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.
Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

Palabra de Dios.


125.
6. Os habéis acercado a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24

Hermanos:
Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.
Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.

Palabra de Dios.


126.
7. Os rescataron a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17-21

Queridos hermanos:
Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida.
Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien.
Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.

Palabra de Dios.


127.
8. Tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 4-8

Queridos hermanos:
Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo.

Palabra de Dios.


128.
9. Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre
Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5-8

Gracia y paz a vosotros de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra.
Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa.
Sí. Amén.
Dice el Señor Dios:
"Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso."

Palabra de Dios.


129.
10. Han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 9-I4

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contal de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vertidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:
- "¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!"
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo:
-"Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y Ia acción de gracias y el honor y el poder y Ia fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén."
Y uno de los ancianos me dijo:
- "Esos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?"
Yo le respondí:
-"Señor mío, tú lo sabrás."
Él me respondió:
- "Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero."

Palabra de Dios.